11 noviembre 2013

Volver (a casa)

Volver a casa fue un regalo. Fui de viernes a martes, a principios de este mes, y no me lo pude pasar mejor. Me renovó y pude cargar pilas, dos cosas que necesitaba en grandes dosis. Había estado fuera sólo dos meses, pero me daba la sensación de que había pasado mucho más tiempo y la verdad es que esos días con mi familia y mis amigos fueron un bálsamo. Los días anteriores, en Alemania, había tenido algún que otro encontronazo con la madre y entre una cosa y otra no me sentía positiva en absoluto. Lo que más quería era llegar a casa y dejar que me mimaran. Y eso hice. Comí paella, disfruté del buen tiempo, fui al cine, vi a mis sobrinos y dormí muy ricamente en mi cama. Reconozco que luego no quería volver y que la vuelta a estas tierras se me hacía muy fría. Pero los días pasaron y cogí el vuelo de vuelta a Alemania. Tras un larguísimo día de viaje (que fue una maldita odisea) llegué a casa casi a las ocho de la noche. Empapada, congelada y muy cansada. Lo que no me esperaba en absoluto fue que el padre me recibiera con un abrazo, con lo poco propensos que son aquí con el contacto físico. Los abuelos, que habían estado allí esos días, también fueron muy amables y dulces conmigo. Incluso la madre también estaba más recíproca, y se puso la mar de contenta cuando vio que le había traído chorizo picante (su favorito) y jamón. Todo el miedo y la ansiedad que tenía por volver desaparecieron de golpe. Al día siguiente me levanté renovada y cuando me vieron las niñas se pusieron la mar de contentas, especialmente la mayor. (¿Os he dicho ya que es un amor? Porque lo es.)

Mientras comía al día siguiente con los abuelos y la pequeña, me levanté de la mesa y le puse la comida al plato de la mayor para que se enfriara. Eso siempre lo hace la madre, pero se había ido con prisas a recogerla a la guardería y se le había olvidado. Los abuelos ni se habían dado cuenta, y fueron ellos los que, al ver lo que hacía, me dijeron que parecía una más de la familia, pues estaba muy integrada. Estamos hablando de los mismos abuelos que dos meses atrás me habían comparado con la anterior au pair y le habían dicho a la madre que yo 'no entendía nada'. Caí en la cuenta entonces de que era cierto: estaba completamente adaptada. De que a pesar de los encontronazos que haya tenido con la madre y de que a veces, cuando voy a la cocina a picar algo, aún parece que vaya de puntillas, no me imagino viviendo con otra familia. Las quejas que pueda tener de ellos son, al final del día, una nimiedad, porque las cosas importantes sí las respetan. Todas las host families tienen sus cosas, y creo que se trata de saber encajar y adaptarse. De encontrar el equilibrio, el balance. Y yo creo que lo he encontrado.

Explico todo esto porque, antes de llegar aquí, me había hecho una idea muy idealizada de lo que era ser au pair. Aunque estoy convencida de que hay au pairs que sienten una confianza total con su familia y se sienten como en casa, ese no fue mi caso. Llegué, y sucedieron una serie de cosas que me hicieron sentir bastante mal y que voy a intentar resumir. Tengo alergia a los ácaros, y se supone que tengo que cambiar las sábanas mínimo cada dos semanas. Se lo dije a la madre, y me dijo que era demasiado y que quizás tendría que hacer yo la lavadora en cuestión porque ellos cambiaban las sábanas cada X meses. Me daba igual poner o no poner la lavadora, pero lo que me molestó fue cómo me lo dijo. Muy fríamente, como si fuera una molestia. Oye, que una no tiene una alergia adrede, qué quieres que te diga. Un día también me montó un pollo porque vio que las niñas habían estado cinco minutos (de reloj) sin gorro en el parque. Cabe decir que hacía un sol para morirse y no corría ni una pizca de aire. Y que habían sido CINCO MINUTOS. Otro día me dijo que cómo osaba poner la ropa sucia del gimnasio en el cubo de la ropa sucia, que tenía que esperarme a que se secara antes en mi habitación porque si no luego todo olía. Me quedé muerta, pues estábamos hablando del cubo de la ropa sucia, de ropa que luego se lavaría. Luego me explicó que era porque no podía estar poniendo lavadoras constantemente y por eso iba con más cuidado. Ahora escribo esto y me entran ganas de reír porque son tonterías, pero en ese momento me sentaron fatal. Supongo que porque todo era nuevo y desconocido y no entendía cómo funcionaban las cosas.

Fuera como fuere, está claro que empezamos con mal pie, porque ella se imaginaba que yo sabía unas cosas que, evidentemente, desconocía, y luego se indignaba cuando me equivocaba. Lo que me molestaba es que me lo decía muy fríamente, y parecía que me diera una bofetada cada vez que me hablaba así. No fue un recibimiento muy cálido, que digamos. Ahora pienso, en cambio, que quizás ella también se tenía que acostumbrar a una nueva au pair, a volver a explicar cosas que daba por sabidas y que la anterior au pair ya conocía, claro. Ahora, en cambio, me corrige de otro modo, o quizás me lo dice como siempre y yo no me lo tomo a mal porque ya me he adaptado. No lo sé. 

Si no estuviera a gusto, me cambiaría. Lo dije en la anterior entrada y lo repito. A pesar de todo, a pesar de la madre (encajo mucho mejor con el padre en cuanto a carácter se refiere, por ejemplo). ¿Por qué? Porque en las cosas importantes siempre se han portado bien. Vigilan mucho con la comida, pues soy intolerante a la lactosa. Respetan mucho mi tiempo libre. Son muy dialogantes, pues ya he tenido dos conversaciones importantes con ellos y siempre hemos llegado a un acuerdo. La primera fue al cabo de dos semanas, en las cuales estuve trabajando 40 h semanales en vez de las 30 estipuladas en el contrato. Sabía que si no decía nada, la cosa seguiría igual. Le dije a la madre que no podía ser, que necesitaba más tiempo libre y que no era lo acordado. Me frunció el ceño, porque la anterior au pair nunca se había quejado (un pin por ella), pero me dio el martes como día libre y todos contentos. Al principio le costó adaptar su agenda a ese revés, pero lo aceptó sin problemas y asumió la responsabilidad, pues sabía que yo tenía razón. La segunda conversación sucedió a la semana siguiente. Como ya sabéis, a las niñas les tengo que hablar en inglés. El problema fue que a los padres también les hablaba en inglés y, evidentemente, de este modo era imposible que me soltara con el alemán. Me agobié muchísimo y me vi sin avanzar. Ya me pensaba que tendría que cambiarme de familia y me había mentalizado para tener esa conversación con los padres. Podéis imaginaros la situación mientras cenábamos: yo seria, lívida, pensando una y otra vez en mi mente cómo sacar el tema; los padres mirándome todo el rato, preguntándose qué diantres me pasaba. Al final lo solté, y me dijeron que dejara de hablar en inglés en ese preciso instante con ellos. Me dieron libros y películas en alemán, me dijeron que no pasaba nada, que no tuviera vergüenza de cometer errores. Se volcaron completamente, y desde entonces las cenas son completamente distintas.

Podéis pensar que es una entrada caótica, pero necesitaba soltarlo. Es curioso haber tenido sentimientos tan contradictorios en tan solo dos meses. Mañana iré con ellos a hacer el Laterneumzug :) Prometo hacer fotos y subir alguna, que entradas tan tochaco sin nada que ver se hacen pesadas, lo sé.

14 comentarios:

  1. Sinceramente, eres una au-pair de los pies a la cabeza. Un poco sensible desde mi punto de vista, pero cualquiera en tu lugar siendo asi ya habria tirado la toalla mil veces.

    Ninguna familia es perfecta, a cada una hay que adaptarse como se puede. Unas te gustan mas que otras pero sabes que tienes "esas cosas" tu tambien a los que ellos se adaptan cada dia. Obviamente como no es perfecta, tampoco esta exenta de discursiones importantes y como son tu familia, deberias poder hablar con ellos libremente como has estado haciendo hasta ahora y eso te ha traido cosas positivas.

    A veces las personas tienen problemas personales y las pagan con otras personas, o simplemente son asi. A veces hay que saber perdonar y no tomarselo a mal como tu estas haciendo perfectamente ahora. Cualquiera asi la llamaria nazi y se iria llorando, pero tu te has puesto en su lugar.

    Me alegro mucho de que te vaya bien, estas en el sitio que te mereces :D

    Besitos

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    1. Gracias Irene, no niego que sea sensible pero desde que estoy aquí creo que se me ha endurecido el carácter, aunque quizás sólo yo noto la diferencia xD. Hasta ahora he ido aguantando las cosas que no me gustaban porque sabía que era lo que había y, dentro de lo malo, podía con ello, pero después de esta semana y, en particular, de este finde, no puedo más.

      Un besote muy grande guapa :) Tengo que pasarme por tu blog y comentarte ya, que voy atrasada con tus entradas!

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  2. Yo también te veo súper integrada, Ros, ¡enhorabuena! Te has sabido ganar tu terreno, a las niñas y a la madre en muy poco tiempo, y eso es muy difícil y una gran experiencia para ti.

    Ya sabes que aquí estamos para lo que sea :)
    :****

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    1. Ay, Em. Qué lejana se me hace esta entrada ahora, la verdad, y qué difícil es responder a los comentarios.
      Mil gracias por todo, as always :*

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  3. Qué te voy a decir que ya no sepas. Me has quitado las palabras de la boca xD Se ve que entre las madres alemanas las palabras-bofetadas están a la orden del día. Después de un tiempo he asumido que la mujer no me habla solo a mí así, sino que es su tono normal de decir las cosas. Una que estaba demasiado malacostumbrada a que se lo dijeran"casi" todo con buenas maneras y esta frialdad es demasiado fría xD Mee alegro de que ya estés poquito a poquito encajando en la familia. Yo me quejo mucho de la mía, pero como a ti también te pasa, en las cosas importantes son eficientes 100%: nunca he tenido el problema de "oye... que estamos a día 10 y no me habéis pagado" (cosa que he oído bastante), respetan mi tiempo libre aunque esté tirada en la cama rascándome la barriga, de vez en cuando agradecen cosas que hago todos los días (esto, parece una tontería, pero se agradece mucho), usw.

    Mucho ánimo, bonica, y a aprovechar estas semanas antes de Navidades! :D

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    1. Palabras-bofetadas son la orden del día, parece, pero todo tiene un límite. No sé si es buena idea que conteste a los comentarios tan tarde, porque ahora mismo tengo un estado de ánimo muy pésimo y en fin.
      Al menos los tuyos te agredecen esas pequeñas cosas que haces :) Eso está genial, me alegro mucho por ti, guapa.
      Un beso!

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  4. Me encanta la entrada! Totes me agradan pero aquesta mes, i es perque tu estas be i com dius completament adaptada, ah espero las fotos de la sortida amb les nenes, un peto molt fort i continua aixis, fins aviat:-)

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  5. Me pareces una buena au pair, creo que lo estas haciendo muy bien. Integrarse en Alemania no es fácil, sus costumbres no tienen nada que ver con las nuestras y ellos suelen dar por supuestas cosas que aquí, literalmente, desconocemos o hacemos exactamente lo contrario. En esos momentos, todos pensamos aneu tots a escampar la boira, pero lo importante es poder llegar al termino medio que has llegado tu.
    De todos modos, te veo bien, y pienso que tendrás una experiencia maravillosa cuando mires el conjunto.

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    1. Ay, qué mona eres :)
      No, integrarse no es fácil, desde luego, aunque a veces me gustaría que los padres dieran un paso más e intentarán ser más dialogantes en vez de esperar que nos acostumbremos a todas sus costumbres en un instante.
      Es una experiencia que no olvidaré, eso seguro :)

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  6. Com me n'alegro de que ja t'estiguis adaptant al 100% ♥
    I d'aquí a 2 setmanetes et tornem a tenir per aquí i anem al karaoke!!! =P
    M'has deixat de pedra amb el tema llençols: canviar-los cada x mesos? A ma casa els canviem cada setmana, tots els diumenges O_o
    Aish, realment, cada casa és un món i si a sobre hi ha aquest abisme cultural/social entre Espanya i Alemanya ja...
    Anyway, be happy and stay positive

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    1. :) Al karaoke? Qui ho ha decidit, això? Jo pensava que aniríem al cine! haha
      Ja, a casa meva també (com a molt cada dues setmanes), però aquí són molt hardcores, no sé. He decidit deixar d'intentar entendre-ho.
      Staying positive right now thanks to you :*

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  7. Me alegra mucho saber que te estás adaptando a la perfección. Entiendo que las críticas de la madre hayan sido duras, sobre todo si te las ha hecho de una manera tan fría. Yo soy como tú en cierto sentido, suelo tomarme a mal comentarios así y le doy a todo muchas vueltas. Aun así, creo que has hecho lo correcto al permanecer en la familia.

    Ya me imagino que volver a casa te sentaría de maravilla. La semana que yo regresé me dejé mimar lo que no está escrito y ahora echo un poco de menos el sentirme así de cuidada.

    Muchos besos y mucho ánimo por tierras teutonas.

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    1. ¿Verdad que sí? A nadie le gusta que le hablen de este modo, la verdad. Si son cosas sin importancia, aún, pero cuando son discusiones grandes, como la que acabo de explicar en la última entrada, ya pasa de castaño a oscuro.

      Seguro que el Erasmus te está yendo genial :) tú aprovéchalo al máximo y en nada vuelves a casa para que te mimen (asumo que pasarás las Navidades en España, ¿no?)

      Muchas gracias por tu comentario, bonita.

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